Desde que en 1966 empezó a rodar Shakey, considerado el primer robot inteligente móvil de la historia, los vehículos autónomos no han dejado de extenderse tanto dentro como fuera de las fábricas. Capaces de desenvolverse en entornos cada vez más dinámicos, cambiantes y complejos sorteando obstáculos y encontrando la mejor ruta, estas flotas agilizan y aumentan la eficiencia de cualquier proceso o servicio. Casi 60 años después de Shakey, los AGV (vehículos de guiado automático) y los AMR (robots móviles autónomos) son un sector pujante. En el ámbito de la fabricación y la logística, Interact Analysis pronostica un crecimiento de mercado de entre el 30 y el 40% hasta 2027.