La nueva exigencia de sostenibilidad corporativa del modelo logístico impulsada por la Comisión Europea considera la cadena de suministro como una cadena de valor (value chain) y exige a todos los actores implicados en ella que sean responsables éticos, desde el cargador al cliente final, y que así lo acrediten en el conjunto de los ámbitos operacionales y de contratación del marco logístico.